¿Cuál es tu background…?
O cómo perder la fe en la humanidad en 10 segundos.

Hace unos tres meses me lllamaron del departamento de marketing de una empresa (pongámosle Hormigones Álvarez… para que nadie se ofenda).
—Hola, ¿Seba? Nos gustaría trabajar contigo, pero antes nos gustaría saber un poco… ¿cuál es tu background?
Mi background…
¡¿Mi background?!
¡Pero si sos vos el que me llamaste a mí!
No fui yo a tocarte la puerta con un PowerPoint, ni a pedirte trabajo con corbata nueva.
La decisión de llamarme ya debería darte el background suficiente.
Y si no, te lo explico con un ejemplo (como se lo expliqué a él, con respeto, pero para que me entendiera):
—Imaginá que arrancamos a trabajar juntos. Y después me llama otro cliente, y me pregunta por mi background.
¿Te parece que si le digo que trabajo con Hormigones Álvarez, se queda más tranquilo?
Ahí se hizo un silencio.
Ese silencio incómodo que hace más ruido que una hormigonera a las 7 de la mañana.
Todos esperan que les recite un currículum de empresas multinacionales:
Unicef, HP, Yahoo, Shell, el Granada CF, Aldeas Infantiles…
Y sí, trabajé con esos.
Pero te digo algo que no sale en LinkedIn:
Los "grandes" te llaman cuando tienen un incendio que no pueden apagar desde adentro o tienen miedo de "liarla".
No quieren una estrategia. Quieren un extintor y/o un chivo expiatorio.
En cambio, los clientes que están conmigo hace más de 15 años, los que arrancaron con una web en HTML y hoy tienen un negocio sólido, esos son mi verdadero background.
Ellos crecieron conmigo. Y yo crecí con ellos.
Codo a codo, sin humo, sin MBA ni siglas rimbombantes.
Resultados, no relatos.
Así que la próxima vez que quieras saber cuál es mi background,
no mires el currículum.
Mirá los resultados.
Preguntá por la gente que me recomienda sin que yo se los pida.
O mejor aún…
Probá trabajar conmigo una semana.
Vas a tener más respuestas que con 20 entrevistas.