¿Y si lo que te falta no es otra idea, sino mezclar mejor las que ya tenés?

Hace años, conocí a un tipo que vendía empanadas en la playa. Pero no de carne o jamón y queso, no. Las hacía de sushi. Una bomba.

La gente se le cagaba de risa… al principio.
Después hacía cola.

Y no porque inventó algo de cero, sino porque agarró dos ideas que ya existían, les metió una vuelta personal… y ¡boom! Idea cruzada.

¿Sabés qué hace un cordero con una idea?

Nada.

La guarda en un drive.

La anota en una libreta.

La deja madurar… hasta que se pudre.

Los corderos viven esperando “la gran idea”. Esa que les va a cambiar la vida.
Spoiler: no existe.

¿Querés más ventas?

¿Querés que te compren sin estar rogando como si vendieras enciclopedias en los 90?