Hay películas que te sacuden.

Y hay otras que te escupen en la cara.

“El club de la pelea” es de las segundas.

No es una oda a los golpes.

Es una declaración de guerra al sistema que te tiene castrado y agradecido.

Trabajás para pagar muebles con nombres escandinavos. Comprás zapatillas que nunca usás para correr. Subís fotos con filtros para que te digan que sos feliz...

"Somos esclavos de las cosas que compramos, de las deudas que firmamos y de los likes que mendigamos."

Pero lo más jodido no es eso.
Lo peor es que lo sabés.
Y no hacés nada.

La trampa:
El personaje de Norton lo tenía todo.
Un departamento minimalista. Una vida “correcta”.
Y un insomnio que lo estaba matando por dentro.

La cuestión es esta: Cuando vivís para cumplir expectativas ajenas, la única revolución posible empieza en tu cabeza.

¿Y si tu problema no es el trabajo?

¿Y si tu problema es que no tenés una misión?

Los golpes en el club de la pelea no eran por violencia.

Eran por supervivencia.

Una piña bien dada te recuerda que estás vivo.

Que tenés un cuerpo.

Que podés elegir.

Pero ojo con el Proyecto Mayhem.

Lo que empezó como rebelión, terminó en fanatismo.

Porque si no estás despierto, cambiás un pastor por otro.

Y volvés a ser oveja.

Solo que ahora gritás más fuerte.

La verdadera libertad se conquista cuando te haces cargo.

Cuando dejás de culpar al sistema, a tu jefe, a tu infancia.

Cuando agarrás el espejo y decís: “Esto soy yo. Con miedo, con dudas. Pero dueño de mi historia.”

Y si estás leyendo esto, es porque ya lo sabés.

Te falta dar el paso.

Dejar de mirar la película… y convertirte en protagonista.

¿Te dolió un poquito lo que leíste? Bien.

Eso quiere decir que todavía estás vivo.

Y si querés seguir leyendo verdades incómodas, reflexiones que no te acarician el ego y estrategias reales para emprender sin arrodillarte ante nadie...

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Cada nuevo artículo es un ladrillazo de realidad directo a la frente.

Y sí, a veces vas a odiarme.

Pero vas a crecer.

Y eso no tiene precio.

La primera regla del Club de los Lobos es: no te quejes si no te animás a morder.