El minimalismo como pobreza disfrazada de filosofía
¿No te jode?
Mientras vos te autoconvencés de que tener poco es una elección sabia y consciente…
Marie Kondo te enseña a doblar camisetas en un departamento que vale lo mismo que tu barrio entero.
Te hacen sentir culpable por desear más.
Te aplauden si agradecés lo justo.
Pero el problema no es que tengas poco.
El problema es que ellos te hicieron creer que eso es una virtud.
El show del "menos es más"
Los ricos minimalistas no tienen menos.
Tienen menos mugre visual.
Una Mac de tres mil euros sobre una mesa de diseñador noruego: "simpleza escandinava", le llaman.
Vos, con un portátil de segunda mano sobre una tabla de pino barnizada, sos "pobre con buen gusto".
La diferencia no es el objeto.
Es la posibilidad de cambiarlo cuando se te cante.
Ellos eligen. Vos sobrevivís.
El minimalismo de los ricos es un capricho estético con cuenta premium.
El tuyo es supervivencia con excusas.
Ellos dicen: “yo decidí vivir con menos”.
Claro, porque tienen MÁS donde elegir.
Vos decís lo mismo porque te convenciste de que querer más te hace un "consumista".
Filosofía de la carencia maquillada
¿Te suena esta frase?
“No necesito más para ser feliz”.
No es mentira.
Pero tampoco es toda la verdad.
A veces lo decís con el móvil roto en la mano, rogando que aguante una semana más.
Y no pasa nada, todos hicimos eso.
Yo también.
El problema es que nos contaron que si queremos más, somos codiciosos.
Pero si ellos quieren más, son "visionarios".
Los gurús del consumo "anticonsumo"
Te venden cursos de $97 para enseñarte a no comprar cosas.
Con fondos blancos, voz suave, plantas minimalistas y un micrófono de 500 euros.
Te dicen que no necesitás más.
Pero el que no necesita más… no graba 14 vídeos diciéndotelo.
¿Virtud o resignación?
Si mañana te entran 20 mil euros extra, ¿seguís viviendo igual?
Si no, no eras minimalista.
Eras uno más que hacía malabares con lo que tenía.
Y no está mal.
Está perfecto.
Lo que está mal es mentirse.
Romantizar la falta.
Decir que el hambre es "ayuno espiritual".
El minimalismo del rata con excusas
Pero hay otro bicho que no se nombra.
Peor que el que no puede: el que no quiere.
El que tiene, pero es tan miserable que prefiere disfrazar su avaricia de espiritualidad.
Se compró un sofá en el 98 y sigue diciendo que no lo cambia porque “no cree en el consumo innecesario”.
No porque se le escape una moneda, no.
Porque es un miserable con complejo de Dalái Lama.
Te miran con desprecio si te comprás algo nuevo.
Te predican sobre el desapego mientras revisan el saldo de su cuenta todos los días como si fuera su horóscopo.
Ese no es minimalismo.
Es miedo al placer.
Es pobreza mental con ínfulas de filosofía.
El minimalismo honesto no vende
El que dice “no tengo más porque no puedo” no vende libros.
Pero tiene más dignidad que todo ese circo de "less is more" que huele a cinismo.
Vos podés valorar lo que tenés
Y al mismo tiempo desear algo mejor.
Eso se llama aspirar. No traicionar tu identidad.
¿Te dolió lo que leíste?
Preguntate esto:
¿Te dolió porque es injusto…
o porque te metiste tanto en el cuento que te molesta despertar?
Si esto te prendió algo por dentro, vení a La Manada Privada.
No vendo “menos”.
Te ayudo a tener más para, si querés, ser minimalista consciente. No de cartón.
Emails diarios para emprendedores que ya se cansaron de romantizar la escasez.
Reservate un lugar antes de que cierre la puerta. Porque no siempre va a estar abierta.