El robo silencioso
Una simple plaza de aparcamiento puede decir mucho sobre cómo funcionamos como sociedad y como empresarios.

Tengo una hermana con una minusvalía reconocida del 85%, así que lo que vas a leer hoy no me es indiferente.
Lo vivo de cerca.
Y te digo algo sin rodeos: si alguna vez, por la razón que sea, aparcaste en una plaza reservada sin necesitarlo, mejor cerrá este artículo.
No me leas, no me sigas, no me interesas.
Cada vez que llego a un centro comercial y paso por la zona de aparcamiento reservado, me fijo.
Te recomiendo que también lo hagas y mires.
Y lo que veo me indigna.
Coches sin tarjeta ocupando esas plazas.
Y pienso… ¿De verdad somos así?
¿Cuál será su excusa?
“Solo son cinco minutos.”
“Es que llueve.”
“No había más sitio.”
Pero lo cierto es que hay una diferencia abismal entre necesidad y comodidad.
Y aquí la gente confunde ambas cosas.
Porque el que aparca ahí sin derecho no es un despistado.
Es alguien que elige hacerle la vida más difícil a otra persona solo para ahorrarse unos pasos.
El problema es que esto no solo pasa en los aparcamientos.
Los negocios también están llenos de “ocupaplazas”
Este comportamiento lo veo una y otra vez en los negocios.
Los que copian estrategias sin aportar nada.
Los que buscan engañar al cliente con falsas promesas.
Los que piensan solo en su beneficio, sin medir el daño que causan.
Pero hay una verdad que muchos ignoran: todo atajo tiene un precio.
Puede que hoy te beneficie, pero a largo plazo, la falta de ética siempre se paga.
Por eso, en los negocios y en la vida, hay que elegir.
¿Querés ser el que ocupa el sitio que no le corresponde o el que construye algo con integridad?
Lidera con valores o acabarás fuera del juego
El mercado, como la vida, acaba poniendo a cada uno en su sitio.
Podés tomar atajos, saltarte normas y jugar sucio, pero tarde o temprano la falta de principios pasa factura.
Porque los clientes no son tontos, la reputación pesa y la confianza, una vez perdida, es difícil de recuperar.
Solo aquellos que construyen con ética, respeto y visión a largo plazo sobreviven.
El resto, tarde o temprano, se queda sin asiento.
Si este artículo te hizo reflexionar, imagina lo que podemos trabajar en una sesión de consultoría.
Mi agenda está casi llena, pero si actúas rápido, quizá consigas un hueco.
Reserva tu sesión acá y construyamos un negocio con ética, porque los atajos pueden parecer tentadores… hasta que te dejan sin camino.