A veces, la solución no es vender más.
No
Es gestionar mejor lo que ya entra. Punto.
Y para eso, necesitás un sistema tan simple que no puedas sabotearlo.
Sin apps mágicas, sin dashboards de colores, sin excusas.
Te presento el Sistema de las 4 Cuentas.
Cuenta 1 – Operaciones
“Donde entra el dinero... y de donde no deberías pagar ni un café.”
Esta es la cuenta madre.
La que ponés en tus facturas.
Donde caen todas las ventas, transferencias, ingresos, becas del universo.
Pero no se toca.
¡Qué NO Carajo! ¡Que NO SE TOCA!
Desde acá, solo se reparte, como en un juego de estrategia.
Nunca pagás nada directo desde esta cuenta. Nunca.
Automatizá transferencias cada semana o cada 15 días hacia las otras tres cuentas.
Ese solo gesto ya te va a cambiar la vida.
Cuenta 2 – Gastos Fijos
“Pagás desde acá todo lo que te mantiene vivo… pero no te hace crecer.”
Alquiler, herramientas, sueldos, hosting, gestor, impuestos.
Todo lo que pasa sí o sí cada mes.
Calculá el promedio mensual real.
Sumale un 10% por imprevistos.
Y depositá ese monto apenas entra dinero.
Si no alcanza, no podés darte gustos todavía.
Si sobra, no lo uses. Guardalo.
Cuenta 3 – Reservas Estratégicas
“El colchón que usás antes del colapso, no después.”
Olvidate de “6 meses de gastos”, eso es consejo para corderos.
Un emprendedor necesita reserva para decisiones, no para sobrevivir.
Yo acumulo acá un mínimo de 3 meses de gastos fijos,
pero también lo uso para:
- Pagar campañas grandes de golpe.
- Aguantar meses flojos sin ahogarme.
- Invertir sin pedir permiso ni financiación.
Regla Lobo: No se toca esta cuenta por capricho. Solo cuando hay un plan concreto con ROI.
Cuenta 4 – Ganancia del Fundador
“Sí, vos también cobrás. Y cobrás primero.”
Todo negocio necesita alimentar al lobo.
Esta cuenta es tu sueldo, tu recompensa, tu oxígeno.
Yo transfiero un % fijo apenas llega la facturación (aunque sea poco).
Porque si no me pago primero, me paso la vida rescatando al resto.
No se negocia.
No se “espera a fin de mes”.
Cobrás primero, gastás después.
¿Y cómo lo automatizo sin apps de colores?
Muy fácil:
1. Usá 4 cuentas reales.
Que sean gratuitas, sin tonterías. Neobancos con IBAN europeo y buenas reviews si tu negocio es digital y buscás libertad. O bancos españoles si operás desde acá y tu negocio depende de crédito para no quemar el cash.
(Ya te vamos a recomendar en Capital Lobo cuáles son los mejores para cada caso.)
2. Programá transferencias automáticas desde la cuenta madre apenas entra dinero. Semana a semana o quincenal.
Siempre en los mismos porcentajes.
3. Usá alertas mínimas.
Una hoja de cálculo con tus límites por cuenta es suficiente.
Si necesitás una app, OK. Pero el sistema funciona igual con Excel y huevos.
¿Cuándo gastar y cuándo no?
Acá va la regla mental que no falla:
Solo podés gastar lo que está en la cuenta que corresponde.
Si no hay… no se gasta. Punto.
¿Querés pagar una campaña? Mirá la cuenta de Reservas.
¿Querés subirte el sueldo? Mirá la cuenta del Fundador.
¿Querés cambiar de CRM? Mirá la cuenta de Gastos Fijos.
No mezcles. No improvises. No mientas.
Resultado real
Este sistema me permitió:
- Sobrevivir meses sin ventas
- Tomar decisiones grandes sin pedir permiso
- Dormir tranquilo aunque facturara mal
- Separar mis finanzas personales del caos operativo
- No quebrar como muchos con negocios “exitosos”
¿A que nó es tan complicado?
¿A qué parece una boludez?
Bueno. Ya sabés lo que toca...