Muchos emprendedores creen que el cliente ideal es el que aparece, te paga y no se queja.
Mentira. Ese no es necesariamente el cliente que vos querés tener.
Ya fue él el que te filtró primero. Comparó, te pidió rebaja, puso sus tiempos, SUS CONDICIONES.
Y si siempre decide él, ¿qué sos? ¿un proveedor más o un referente?
Hoy te traigo un cambio de chip que te va a doler un poco… pero después te va a hacer facturar mejor.
Mirá. No sé cuál es tu negocio, pero supongamos que te dedicás al diseño web…
Aceptás a todo el que te escribe por WhatsApp o llena el formulario:
- El que viene sin presupuesto.
- El que ya trabajó con tres diseñadores y salió mal.
- El que quiere “algo rapidito”.
- El que pide rebaja por volumen.
- El que te pide “una web igualita a esta pero mejor”.
Te pasás horas armando presupuestos que no responden.
Cobrás menos de lo que vale tu tiempo.
Terminás explicando todo mil veces y haciendo cambios sin fin.
Y sentís que cada proyecto es una lucha.
Sí, cobrás. Pero vivís al límite. Sin aire. Sin margen.
Y lo peor: no podés escalar, ni disfrutar lo que hacés.
Ahora imaginate esto:
Cerrás el formulario.
Ponés una página de filtro con preguntas claras (y una trampita para detectar impacientes).
Mostrás tus precios sin miedo.
Y dejás de decir “hago diseño web” para decir:
“Trabajo sólo con marcas que quieren crecer y vender más. Yo les hago una web cara pero que no confunde, convence y consigue clientes.
¿El resultado?
- Menos leads, pero mucho mejores.
- Gente que ya sabe cómo laburás y cuánto cuesta.
- Clientes que valoran tu trabajo, no que lo regatean.
- Más tiempo libre, más foco, más dinero en el bolsillo.
No te volvés elitista.
Te volvés estratégico.
Aprendizaje Lobo:
Tu cliente ideal es el que cumple tus condiciones.
Vos no sos un kiosco. Un todo 100.
Sos un profesional con método, enfoque y energía limitada.
Filtrar no es rechazar ventas.
Es proteger tu tiempo, tu paz y tu reputación.
Y lo más loco: cuando filtrás, atraés más. Porque proyectás valor.
¿Te animás a filtrar?
- ¿Tenés un perfil claro de quién querés como cliente?
- ¿Mostrás sin miedo cuánto cobrás?
- ¿Tenés una forma de decir “no” sin sentir culpa?
Filtrar no es un lujo. Es tu deber si querés crecer sin fundirte en el camino.
El lobo no acepta cualquier hueso. Elige la presa que vale el esfuerzo.
¿Estás filtrando o te conformás con lo que cae?
Compartilo con alguien que tenga que escuchar esto.