No sé si te diste cuenta…

Cuando un nene de entre tres y cinco años ve un juguete y grita:

“¡Lo quieerooo!”

No está haciendo un análisis racional del precio, de los materiales o de la utilidad.

Está poseído.

Eso mismo es lo que necesita provocar tu marketing.

Porque un marketing efectivo no empuja. No persuade. No discute.