A esta altura ya sabrás que me dedico a destrozar negocios.
Los destruyo para reconstruirlos desde cero.
Para que dejen de parecer vitrinas de ego y empiecen a ser máquinas de facturar.
Y si hay algo que me encuentro una y otra vez al entrar en una web…
es una cosa que me hace fruncir la cara y pensar:
“¿En serio arrancás así?”
No me malinterpretes.
No estoy hablando de colores feos o estridentes, logos horribles ni tipografías de feria.
Estoy hablando de esa tómbola giratoria, ruidosa, que nadie pidió,
que todos ignoran y vos seguís defendiendo porque “queda guay”.
Sí.
Los sliders.
¿Por qué? Te lo digo sin vueltas:
Los sliders son basura. Punto.
¿Querés una home que venda o una que parezca una tómbola visual donde nadie sabe dónde mirar?
Porque eso es un slider:
Una ruleta rusa de mensajes que giran más rápido que la decisión de la gente.
Un desfile de banners que nadie espera, nadie lee y todos ignoran.
Y si no me creés, te traigo datos:
Datos que matan (y no son míos, son de los que miden en serio):
- Sólo el 1% de los usuarios hace clic en un slider. Y de ese 1%, el 89% lo hace en la primera diapositiva. O sea… los otros 2-4 slides son decoración cara. Fuente: Erik Runyon, University of Notre Dame.
- Distraen de lo importante: El cerebro humano tarda medio segundo en decidir si algo le interesa. Si tu mensaje principal cambia cada 3 segundos, le estás diciendo al usuario: “No te decidas todavía, espera que te mareo un poco más”.
- Y en móviles... son un crimen a la usabilidad: pantallas chicas, dedos gordos, velocidad lenta. Resultado: ni ven lo que querés mostrar ni hacen clic donde querés que hagan.
Pero Seba… “a mi cliente le encantan”.
Perfecto. A tu cliente le encantan los sliders como a mi tía le encanta reenviar powerpoints con gatitos.
¿Y qué? ¿Vamos a optimizar la web para tu cliente o para que venda?
No diseñamos para que el dueño se sienta importante.
Diseñamos para que el que entra entienda, confíe y compre.
Entonces… ¿qué hago en lugar del slider?
Te tiro opciones que FUNCIONAN:
- Un solo mensaje claro y directo: Lo primero que ve el usuario tiene que responder:→ ¿Qué hacés?→ ¿Para quién es?→ ¿Por qué deberían quedarse?
- Un botón con CTA concreto: Nada de “Ver más”. Que diga:→ “Reservá tu plaza”→ “Agendá tu consultoría”→ “Quiero vender más ya”
- Si corresponde, una imagen que conecte emocionalmente: Una foto real, de personas reales, que transmita confianza. Nada de stock con sonrisas falsas.
La cuestión es esta: Lo simple funciona. Lo complejo distrae.
A ver si queda claro:
Los sliders no son modernos.
No son útiles.
No convierten.
Son el equivalente digital a tener una cortina de humo en tu escaparate.
¿Querés que tu web empiece a vender en serio?
Entonces matá ese slider. Hoy.
Y si no sabés qué poner en su lugar, yo te lo digo.
Eso sí, no me llames hasta que no tengas ni un f*cking slider en tu web.
Después, reserva una consultoría.
Si hay hueco, estás de suerte.
Y si no hay… lo siento, llegaste tarde.