¿Sabés cuál es el recurso más valioso de tu negocio?
No es tu oferta. Ni tu contenido.
Es tu tiempo.
Y cada minuto que le das a un prospecto no calificado…
es un minuto que le robás a uno que sí estaba listo para comprar.
Los corderos se ilusionan con un “me interesa”
Los lobos filtran con frialdad quirúrgica
Si querés dejar de perseguir, tenés que hacer que los demás se ganen tu atención.
Y eso se logra con un sistema simple: Calificación.
4 componentes de un embudo de calificación que no falla
1. Barrera de entrada
Formulario. Cuestionario. Algo que no sea “mandame un WhatsApp”.
Hacelo responder:
- ¿Qué problema querés resolver?
- ¿Cuál es tu nivel de facturación actual?
- ¿Por qué ahora? ¿Por qué conmigo?
El que no se toma 3 minutos para eso… no se va a comprometer con nada.
2. Educación previa
No le expliques lo que hacés en la llamada. Que lo vea antes.
Videos. Emails. PDF. Lo que sea.
Así llegan sabiendo:
- Quién sos
- Qué hacés
- Cómo lo hacés
- Cuánto vale
Y si siguen… es porque les sirve.
3. Micro-compromisos
Que den pasos antes de hablar con vos.
Ver un video. Confirmar la cita. Completar algo.
El que se mueve, se convierte.
4. Auto-descarte elegante
Pregunta final: “¿Por qué podrías no ser un buen fit para este programa?”
Es mágica.
Hace que muchos se bajen solos…
y los que entran, lo hagan convencidos.
¿Cómo sabés si estás filtrando bien?
Simple:
- ¿Cerrás al menos el 50% de las llamadas?
- ¿Nadie te pide descuento ni te hace perder tiempo?
- ¿Cada charla se siente como una buena inversión?
Si no, tu sistema tiene agujeros.
Acción inmediata
Abrí un formulario ahora mismo (Google Forms sirve).
Incluí estas 3 preguntas:
- ¿Cuál es tu mayor desafío actual?
- ¿Qué esperás lograr en los próximos 90 días?
- ¿Por qué querés hacerlo conmigo?
Y ponelo en tu bio, tus mails, tu calendario de llamadas.
El que lo completa, vale tu tiempo. El que no… next.
La próxima vez que alguien te diga “me interesa”…
vas a poder responder con una sonrisa:
“Perfecto. Completá el formulario y te aviso si calificás.”