Por qué tu negocio próspero va a quebrar (y no es lo que pensás)
La historia es siempre parecida:
Estás facturando como nunca.
Tenés clientes, ventas, proyectos.
Tus redes están llenas de casos de éxito y fueguitos.
Hasta que un día abrís la cuenta del banco y ves el infarto:
no hay un mango.
Literalmente.
No hay cash para pagar al proveedor, al equipo o a vos mismo.
Y ahí empieza el círculo de la muerte:
Pedís prestado.
Postergás pagos.
Te endeudás con tarjeta.
Y lo peor: seguís vendiendo creyendo que el problema es “vender más”.
Error.
El problema no es la facturación. Es el flujo.
Y te lo digo después de ver decenas de negocios prósperos quebrar por este error de base.
Parte 1: El error fatal de confundir facturación con liquidez
Facturar mucho te da ego, pero no te da paz.
Te da movimiento, pero no dirección.
El problema es que muchos confunden “entradas” con “disponible”.
Y ese es el error más costoso de todos.
Ejemplo real:
— Facturás 20.000 € al mes.
— Tenés 16.000 € de gastos operativos (equipo, proveedores, impuestos, campañas).
— Y de los 4.000 € que quedan…
...tenés cobros a 60 días, IVA no cobrado, morosos y algún caprichito que “te merecías”.
Resultado: Liquidez real = 500 € y un cagazo existencial.
Parte 2: Empresas que facturaban 6 cifras y quebraron igual
En 2011 trabajé para una agencia publicitaria que llegó a facturar 120K €/mes.
Tenían oficina con terraza, 14 empleados, café de especialidad y un cartel de dibón 3D.
Pero nunca separaron flujo de caja.
Nunca calcularon márgenes netos.
Y jamás armaron colchón.
Un solo mes en el que sus dos mejores clientes pagaron tarde...
Y se derrumbó todo.
Despidieron gente, se comieron demandas, y terminaron vendiendo la empresa a precio de desesperación.
Otro caso: un ecommerce con ventas diarias de 5 cifras. (de estos me llegan muchos)
Pero entre devoluciones, pasarelas de pago que retenían fondos, campañas a pérdida y logística improvisada, el flujo era tan volátil como un coin meme.
Facturar es importante.
Pero no alcanza.
Tenés que tener un sistema.
Parte 3: La regla del 40% que nadie te cuenta
Acá va una verdad que duele, pero salva:
Si tu negocio no puede operar con el 60% de lo que factura, estás en la cuerda floja.
La regla del 40% dice que:
— 40% de cada euro facturado debería quedar libre después de operar
— De ese 40%, al menos un 25% deberías reservar
— Y un 15% podrías reinvertir o usar para vos
Pero eso solo pasa si hacés tres cosas como un maldito lobo:
- Separás cuentas.
- Automatizás la distribución.
- Decidís con frialdad, no con euforia.
Si hoy no sabés cuánta pasta tenés realmente para gastar, necesitás parar todo y empezar por acá.
Porque si no, tu negocio próspero va a quebrar… y sin aviso previo.
¿Querés el sistema exacto que uso yo?
En La Manada Privada compartí el sistema completo:
Las 4 cuentas que uso para no quebrar aunque facture mal.
Cómo automatizarlo sin apps de colores.
Cuándo gastar y cuándo no, según una regla mental que no falla.
Porque facturar como un lobo no sirve si terminás llorando como un cordero.