A ver si te suena…
Tenés una sección de “Testimonios” en tu web.
Tres frases cortitas, todas parecidas:
“Excelente servicio. Muy profesional. Lo recomiendo.”
Cinco estrellitas, nombres genéricos, fotos que parecen sacadas de LinkedIn o, peor, de Google Images.
¿Eso te está trayendo más ventas?
No.
¿Sabés por qué?
Porque un cordero junta reseñas para quedar bien.
Los corderos hacen lo que les dicen: “Tenés que tener testimonios.”
Y allá van, a pedirle a sus amigos que escriban algo lindo.
Copian frases de otras webs.
Le ponen un plugin con estrellitas que brilla más que vende.
Y se sienten bien porque su tienda ahora “parece más profesional”.
Spoiler: la profesionalidad no vende.
La confianza, sí.
Y lo que hiciste no genera confianza.
Genera, como mínimo, indiferencia y, como mucho, escepticismo.
En cambio un lobo no junta reseñas. ¿Sabés lo que hace?
Diseña pruebas sociales que responden a objeciones.
Mirá:
“Tenía miedo de invertir en otro curso más… pero este me hizo vender en una semana.”
“Estaba quemada con los consultores. Este tipo no me vendió humo, me hizo vender.”
“No confiaba en nadie con mi tienda. Con Seba* sentí que alguien por fin me decía la verdad.”
*Fijate en este último la importancia de usar nombres, no marcas.
Si querés podes usar las dos tipo: ...con Walter de Disneylandia por fín me sentí escuchado...
Como ves, un lobo guía la reseña.
No la manipula. La orquesta.
Le dice al cliente feliz: “Grabate un video de 30 segundos. Contá qué problema tenías, por qué me elegiste, y qué cambio lograste.”
O mejor, le hace una entrevista y le pregunta: Problema-Objeción-Solución
Sin actores. Sin robots. Sin maquillaje.
Gente real, con problemas reales, contando soluciones reales.
El objetivo no es parecer confiable. Es ser confiable.
Una buena reseña no adorna tu web.
No es para que tu mamá la lea y diga “¡qué orgullo mi nene!”
Es para que el cliente que está por comprar diga:
“Ese tipo se me parece. Tenía mi mismo problema. Si funcionó para él… puede funcionar para mí.”
Eso es venta.
Eso es psicología.
Eso es estrategia.
Y encima si la persona que da la reseña dice algo negativo (pero auténtico), como:
“Al principio dudé, no estaba del todo cómodo, pensé que era otro falso gurú más, PERO...”
Ese testimonio vale oro. Porque es real. Porque anticipa lo que el otro está pensando.
Y después del "PERO" lo revienta con una transformación.
¿Y si no tenés testimonios?
Vendé igual.
Pero ni se te ocurra inventarlos.
Porque si mentís, transmitís lo que sos: un cordero disfrazado de lobo.
Y los clientes, aunque no lo digan, huelen la inseguridad a kilómetros.
Querés vender más:
No pongas estrellitas.
Poné historias.
No juntes frases lindas.
Buscá respuestas reales a los miedos reales de tu cliente.
Convertí cada testimonio en un golpe de nocaut.
La cuestión es esta: La prueba social no es mostrar lo que dicen de vos.
Es mostrar lo que tu cliente está a punto de sentir si todavía no confía.
Y si no sabés por dónde arrancar…
Te enseño cómo transformar tus reseñas en una máquina de ventas.
Si tengo lugar esta semana, estás de suerte. Y si no… bueno, a esperar en la manada.