¿Viste cuando ves una peli y terminás con un nudo en la garganta? ¿O gritás “¡nooo!” porque mataron a un personaje?
Sabés que es ficción. Lo sabés. Y sin embargo, lo sentís.
No es magia. Es neurociencia.
Es estructura narrativa. Es dirección emocional.
Y —aunque nadie te lo haya dicho así— es marketing en estado puro.
Las marcas cordero informan. Las marcas lobo conmueven.
Mientras vos subís otro post con la frase “servicio personalizado y profesional”, Netflix te roba la atención con una historia que te hace reír, llorar, pensar y compartir.
Y ahí está la clave: el que emociona, gana.
Porque el cine es una clase magistral de persuasión.
Veamos cómo lo hace… y cómo podés copiarle.
1. La suspensión de la incredulidad: que te crean aunque no te conozcan
Cuando alguien llega por primera vez a tu web, tu Instagram o tu anuncio, no te cree. No te conoce. No confía.
Pero si tu contenido está bien pensado, con una historia potente, con un ritmo que atrapa, con una identidad visual coherente, la gente se entrega.
Como cuando apaga las luces en el cine y se deja llevar.
Ejemplo:
Dos coaches venden sesiones de mindset.
- Uno pone una frase cliché con fondo de montaña.
- El otro cuenta la historia de cómo consiguió que su hermana saliera de una depresión profunda y como eso lo motivó a ayudar a otros.
Adiviná a cuál le escriben.
Consejo lobo: Dejá de escribir desde vos. Empezá a escribir desde lo que el otro necesita sentir para confiar.
Regalá una escena, no un eslogan.
2. La simulación emocional: hacé que lo vivan en su cuerpo
La neurociencia lo confirmó: el cuerpo reacciona a la ficción como si fuera real.
Neuronas espejo, amígdala, corteza prefrontal… todo se enciende como si estuvieras ahí.
Y eso aplica también a tu marca.
Ejemplo:
Una nutricionista no dice “te ayudo a bajar de peso”.
Dice: “Vas a poder ponerte ese pantalón que guardás hace años. Y mirarte al espejo sin bajar la vista”.
Ahí te tocó.
Consejo lobo: Hablá en escenas. Mostrá lo que pueden sentir, ver, oír, tocar. No vendas un producto. Vendé una experiencia emocional.
3. El trance suave: capturá la atención y no la sueltes
El cine crea un entorno hipnótico: oscuridad, sonido envolvente, cero distracciones.
Vos no podés apagar el mundo, pero sí podés crear foco.
¿Cómo?
- Usá titulares que generen tensión o curiosidad.
- Hablá al grano, sin rodeos.
- Mantené un ritmo visual y verbal atractivo: cortes, pausas, silencios, intensidad.
Ejemplo:
Un video que empieza con “Hola, me llamo Juan y soy…” ya perdió.
Uno que arranca con “¿Sabías que tu ansiedad puede tener una raíz física y nadie te lo dijo?” te clava la mirada.
Consejo lobo: El scroll es el enemigo. El “uy, me distraje” es el fracaso.
Diseñá tu contenido como un trailer: impacto, emoción y deseo de ver más.
4. La catarsis: ayudalos a liberar algo… y te van a amar
La tragedia griega ya lo decía: el arte sirve para liberar.
Y el marketing también.
Si con tu contenido ayudás a alguien a entender algo, cerrar una herida, tomar una decisión pendiente… te compraste un lugar en su memoria emocional.
Ejemplo:
Un copywriter no vende “textos persuasivos”.
Cuenta cómo se sintió la primera vez que cobró 2.000€ por un mail que escribió desde el baño de su casa. Y cómo su cliente facturó 80.000€ con ese texto.
Eso es catarsis compartida. Eso conecta.
Consejo lobo:
Contá verdades. Mostrá procesos. Abrí emociones reales.
No te pongas el traje de “experto”. Ponete el de humano con cicatrices que ya aprendió a curarlas.
5. Sin historia, no hay conversión
Todos los estudios del neurocine, del cognitivismo y del psicoanálisis coinciden en esto: el ser humano necesita relato.
Sin historia:
- No hay atención.
- No hay empatía.
- No hay recuerdo.
- Y, sobre todo, no hay decisión de compra.
¿Querés vender más? Dirigí mejor.
Tu negocio es una película.
Vos sos el director.
Tu cliente potencial es el espectador.
Si lo aburrís, se va del cine.
Si lo tocás… se queda.
Y si lo llevás bien de la mano, escena tras escena, lo vas a ver llorar, reír… y sacar la tarjeta.
¿Estás contando escenas o soltando slogans?
¿Estás dirigiendo o improvisando?
¿Estás emocionando… o aburriendo?
Si tu contenido no genera nada, no va a vender nada.
Ponete en modo lobo. Contá historias que conecten, que muevan, que vendan.
Y si no sabés por dónde empezar, escribime. Te ayudo a escribir el guion de tu negocio.