¿A qué no sabías que hoy, 24 de abril, es el día de los animales de laboratorio?

Sí, así es. Hay días para todo.

¡Así que: Felicidades! (¿Felicidades? Bueno, ya me entendés...)

Que sí, lo sé: es un tema jodido. Un debate que no se resuelve ni con tweets ni con frases de taza.

Pero más allá de la ética de su uso (o no)… dejame enfocarme en lo que nos toca como emprendedores: el aprendizaje detrás del experimento.

Porque esos bichos no están ahí solo para probar cremas o vacunas.

Están ahí porque alguien quiere saber qué pasa antes de jugársela en grande.

¿Y qué tiene que ver un ratón de laboratorio con tu emprendimiento?

Mucho más de lo que imaginas. Te lo explico...

La trampa del experimento eterno.

Yo también tuve una época “ratonera”.
Probaba una web.
No funcionaba.
La tiraba.
Probaba otra.
No funcionaba.
La tiraba.

Y así… como el que pone queso en una jaula esperando que algún día alguien pique.

Hasta que entendí esto:

El problema no es el ratón, es que estás haciendo mal el experimento.

Muchos emprendedores se obsesionan con cambiar lo visible (el logo, el nombre, la web, el packaging)…

Pero jamás se detienen a pensar si el experimento tiene sentido.

O si alguien realmente quiere lo que venden.

Así que tenés que responder y saber con claridad: ¿Cuál es tu hipótesis?

En los laboratorios serios no se prueba “a ver qué pasa”.

Se parte de una hipótesis.

Ejemplo: “Creo que si ofrezco una asesoría gratis a cambio del email, me contactan más que con un PDF genérico.”

Y eso se mide. No se adivina.

Mi experiencia como cobayo humano

En mis primeros lanzamientos de consultorías, pensé que la gente quería “optimizar su negocio digital”.

Qué lindo suena, ¿no?

¿Sabés cuántos me compraron?

Uno.

Y creo que fue porque se equivocó de botón.

Hasta que dije:“Voy a hablarle al que está podrido de no vender.”

Al que ya se quemó con cursos, gurús y plantillas milagrosas.

Al que no necesita motivación, necesita resultados.

Cambio de copy = cambio de resultado.

Empezó a sonar el teléfono.

Llegaron los mensajes.

Y ahí fue cuando asumí lo que realmente hago:

Destrozo negocios.

Sí, como suena.

Los destrozo para reconstruirlos como máquinas de facturar.

Porque muchas veces el mayor obstáculo no es el mercado…

Sos vos, encariñado con una idea que no funciona.

El negocio es un laboratorio... pero el tuyo, no un circo

El Día del Animal de Laboratorio no es para hacer memes de ratones con bata.

Es para recordarte que vos también estás a prueba.

Que tus ideas tienen que pasar por el ácido de la realidad.

Y que si no vendés… no es culpa del algoritmo, ni del ratón.

Es que estás repitiendo un experimento que ya fracasó.

Si querés dejar de jugar al científico loco y empezar a probar cosas que funcionan, tengo buenas y malas noticias:

La mala: tengo pocos huecos para consultorías.
La buena: si estás leyendo esto todavía hay esperanza.

Reservá antes que se te escape el ratón.