Tu cuerpo no te sabotea. Te protege.

No está diseñado para que consigas tus metas. Está diseñado para que no te mueras.

Ese “no tengo ganas”, ese “basta por hoy, mañana lo acabo”...

Ese “mejor espero a tener todo más claro”… no son fallos.

Son funciones de fábrica.

El sistema está hecho para ahorrar energía.

Porque para tu biología, el éxito no tiene sentido si morís de cansancio en el intento.

Te doy un ejemplo real:

Estás por lanzar tu curso, tu tienda, tu negocio. Lo tenés casi todo.