Tu cuerpo no te sabotea. Te protege.

No está diseñado para que consigas tus metas. Está diseñado para que no te mueras.

Ese “no tengo ganas”, ese “basta por hoy, mañana lo acabo”...

Ese “mejor espero a tener todo más claro”… no son fallos.

Son funciones de fábrica.

El sistema está hecho para ahorrar energía.

Porque para tu biología, el éxito no tiene sentido si morís de cansancio en el intento.

Te doy un ejemplo real:

Estás por lanzar tu curso, tu tienda, tu negocio. Lo tenés casi todo.

Pero justo en ese momento te agarra... "el bajón".

No sabés si es cansancio, miedo o simple paja existencial.

Spoiler: es todo junto. Y es normal.

Tu cerebro está gritando: “¡Ey! Pará un poco. Capaz mañana ya no haga falta exponerse a este lío.”

Y si vos no reconfigurás tu marco mental, perdés.

Porque en lugar de avanzar, obedecés a un software que prioriza la seguridad por encima del crecimiento.

El problema no es tu falta de motivación.

El problema es que tu marco de referencia es demasiado angosto.

Querés resultados extraordinarios... pero con la mentalidad de alguien que solo quiere sobrevivir la semana.

La cuestión es esta: ¿Querés actuar distinto? Tenés que pensar distinto.

Un día vi que alguien cobraba por hacer lo que a mí me encantaba: destrozar negocios.

Y me reventó la cabeza.

Ahí entendí que no era mi energía la que faltaba.

Era mi permiso para usarla en algo distinto.

No necesitás más voluntad.

Necesitás una nueva referencia.

¿Querés dejar de estar agotado sin hacer nada y empezar a actuar con claridad?

Sumate a La Manada  y recibí cada día ideas que te reprograman para crecer, no para sobrevivir: