A veces no necesitás un producto mejor.
Solo necesitás decirlo mejor.
Eso lo entendí cuando descubrí el poder de un buen slogan.
No es solo una frase linda para poner debajo del logo.
Es un arma.
Una que puede justificar precios más altos, generar deseo y filtrar clientes con solo cinco palabras.
Como dice Donald Miller en StoryBrand:
“La gente no compra el mejor producto. Compra el que entiende más rápido.”
Y un slogan es comprensión instantánea + emoción contenida + decisión justificada.
Vamos con ejemplos reales:
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