Veganismo institucional: cuando el Estado secuestra la moral
"No hay nada más peligroso que un gobierno convencido de su propia virtud." — Milton Friedman
Llegaron los tiempos en los que comer carne te convierte en criminal.
No exagero.
Ya hay colegios donde los niños no pueden llevar jamón en el bocadillo.
Barrios donde las hamburguesas están mal vistas.
Supermercados que castigan a los ganaderos pero te venden la salchicha de tofu a precio de iPhone.
Y la pregunta que nadie se atreve a hacer es esta:
¿Por qué el Estado necesita empujar algo que supuestamente es "naturalmente superior"?
Cuando el veganismo deja de ser elección y se vuelve dogma
Yo no tengo nada contra el veganismo voluntario.
Si tú eliges no comer animales, adelante. Tu cuerpo, tus reglas.
Pero en cuanto aparece el Estado diciendo qué es "responsable" y qué no, ya no estamos hablando de ética.
Estamos hablando de control.
Y eso, lobo, es otra cosa.
Veganismo de mercado vs. veganismo regulatorio
Si el veganismo es tan bueno... que compita.
Beyond Meat, Impossible Foods, empresas que surgieron del mercado libre respondiendo a una demanda real.
No hicieron lobby, no fueron a mendigar subsidios. Innovaron y listo.
Pero ahora…
- El Estado subsidia a los fabricantes de tofu procesado
- Pone impuestos especiales a la carne (en Francia ya se discute un impuesto del 15% a productos cárnicos)
- Penaliza la ganadería con regulaciones imposibles
- Adoctrina niños con "educación alimentaria obligatoria"
Los números no mienten:
Una hamburguesa vegetal cuesta 3€ producir, pero se vende a 6€.
Sin subsidios estatales, costaría 8€.
¿Te parece que esto es competencia leal?
¿Te crees que esto es por salud?
El ambientalismo como excusa para el control económico
Te quieren hacer creer que si no te haces vegano, el planeta se muere.
Pero el problema no es el bife.
El problema es que no podés poseer tu pedazo de tierra, no podés decidir cómo producir, no podés competir sin que te rompa el lomo la regulación verde.
La solución no es más control estatal.
La solución es más propiedad privada y menos burócratas jugando a ser Dios.
Cuando los derechos de propiedad están claros, los dueños cuidan sus recursos.
Cuando todo es "de todos" (léase: del Estado), nadie cuida nada.
Moralismo estatal: La nueva Religión Progresista
El veganismo institucional es una religión.
Solo que, en vez de sotana, usan bata blanca y en vez de Biblia, papers seleccionados.
Te dicen qué comer, cómo pensar, y lo disfrazan de ciencia.
Pero cuando el Estado empieza a decidir tu dieta "por tu bien", lo que realmente te está diciendo es:
No eres lo bastante inteligente para decidir por ti mismo.
Ese es el insulto escondido detrás del paternalismo.
El veganismo como marcador de clase
Hablemos claro: el veganismo institucional es clasista.
En los barrios pijos de Madrid, "comer carne" ya es de pobres.
En las escuelas privadas, los niños llevan quinoa.
En los colegios públicos, luchan por que no les quiten el bocadillo de chorizo.
La gentrificación alimentaria es real:
- Barrios donde abren "mercados conscientes" y cierran carnicerías tradicionales
- Restaurantes que te miran mal si pedís un chuletón
- Eventos corporativos donde servir carne es "poco profesional"
¿Te das cuenta? No es solo lo que comés. Es quién sos.
El corporativismo vegano existe (y tiene nombre y apellido)
Mientras tú te peleas con tu cuñado por la milanesa, Bill Gates compra 270.000 hectáreas de tierra agrícola y promueve la carne artificial.
¿Te parece casual?
Los datos son claros:
- Gates Foundation invirtió $75 millones en Impossible Foods
- Tyson Foods (la mayor cárnica de EEUU) ahora invierte en proteínas alternativas
- El mismo Foro Económico Mundial que dice "no tendrás nada..." te dice qué comer
Las élites promueven dietas ultra procesadas, se posicionan en los mercados de "alternativas vegetales", apoyan regulaciones que solo pueden cumplir las grandes empresas.
¿Quién pierde? El pequeño productor. Tú.
El mito de la superioridad nutricional
Te venden que el veganismo es objetivamente más saludable.
Mentira.
Un niño necesita B12, hierro hemo, omega-3 de cadena larga.
Los adultos mayores necesitan proteínas completas.
Las embarazadas necesitan colina.
¿De dónde vienen? De productos animales.
Pero el Estado prefiere que tomes suplementos industriales antes que un huevo de gallina criada en libertad.
¿Te parece lógico?
El mercado es el único árbitro justo
Si el veganismo fuera tan superior…
- No necesitaría subsidios
- No necesitaría impuestos a la carne
- No necesitaría propaganda en las escuelas
- No necesitaría la coacción del Estado
Ganaría por sí mismo.
Pero no puede.
Y por eso lo imponen.
El mercado libre SÍ está innovando: carne cultivada, mejores métodos de producción, ganadería regenerativa.
Pero la regulación estatal solo castiga sin crear alternativas.
"Es por el bien común": La mentira más vieja del mundo
Así empezó la prohibición del alcohol.
Así empezaron las cartillas de racionamiento.
Así empieza siempre.
Te dicen que es "por tu salud", "por el planeta", "por los animales".
Y termina con una etiqueta de advertencia en tu comida y un código QR en tu nevera.
¿Quién decide qué es el bien común?
Porque si la respuesta es "el Estado"… ya perdimos.
Casos reales, no opiniones
En Países Bajos: Los hermanos Van den Oever, ganaderos de tercera generación, enfrentan expropiación por "emisiones de nitrógeno". Sus vacas pastan en la misma tierra desde 1923.
En Argentina: Se discute un impuesto del 20% a la carne vacuna mientras se subsidian importaciones de soja procesada.
En España: Colegios de Barcelona prohíben llevar embutidos en los almuerzos. Hospitales de Madrid eliminan opciones cárnicas "por sostenibilidad".
En Francia: Restaurantes multados por no tener opciones veganas obligatorias, mientras bares veganos pueden rechazar clientes que pidan leche normal.
Esto no es ciencia. Esto es ideología con uniforme de nutricionista.
La solución no es "defender la carne" — Es expulsar al Estado de tu plato
No quiero más regulación pro-ganadería.
No quiero una "dieta oficial alternativa".
Quiero lo que nunca debieron tocar:
Tu libertad de elegir qué comer, sin interferencia del Estado.
Y si eso te parece radical, es porque llevas demasiado tiempo comiendo propaganda.
Rebelión nutricional
Resiste toda forma de paternalismo.
No importa si viene envuelto en celofán ecológico o con fotos de animalitos llorando.
La libertad alimentaria es parte de tu soberanía personal.
Porque si no podés decidir qué metés en tu boca… ¿qué te queda?
Esto es solo la punta del iceberg.
Cada día desmantelo una mentira diferente del sistema.
Cada mes, una verdad incómoda que los medios oficiales no se atreven a tocar.
¿Quieres saber qué viene después?
La próxima semana: "El Mito de la Educación Pública: Cómo el Estado Fabrica Obedientes"
El mes que viene: "Bitcoin vs. Bancos Centrales: La Guerra Silenciosa por tu Dinero"
Y mucho más que no puede circular libremente...