Nadie te está copiando… porque nadie te está mirando

La única guerra que vale la pena es la de crear tu propio terreno de juego. No ganar en el ajeno.

Si sos el mejor —o creés que lo sos— y todavía estás peleando por precios… no sos el mejor. Punto.

Estás en la mesa equivocada, rascando migas con el resto.

En vez de servir tu propio festín, seguís mendigando atención en un buffet saturado.

Dejá de copiar al líder de una buena vez.

Estudialo, tomalo de ejemplo, seguí su camino...

Y después, convertite en lo que ese líder jamás podría llegar a ser.

No se trata de ser “diferente” porque sí.

Se trata de ofrecer algo que tus clientes ni siquiera sabían que necesitaban

…y encima hacerlo mejor, más simple o más emocionante.

Como hizo Airbnb, que no inventó los colchones… inventó la confianza entre desconocidos.

Como hizo Duolingo, que no inventó los idiomas… pero convirtió aprenderlos en un juego adictivo.

Como hizo Headspace, que no inventó la meditación… pero logró que miles mediten con auriculares en el metro.

¿Querés saber cómo podés aplicar esto en tu empresa, negocio o proyecto?

Te lo explico en idioma lobo:

  • ¿Qué cosas estás haciendo solo porque “siempre se hicieron así”? Eliminalas.
  • ¿Qué cosas subestimás, pero tus clientes sí valoran? Potencialas.
  • ¿Qué estás copiando que en realidad no te sirve? Rompelas.

Ejemplo:

Hay miles de coaches que venden "sesiones 1 a 1"…

Pero hay pocos que venden acceso a una comunidad que factura en grupo y se retroalimenta sola.

Al final es simple:

No se trata de ser el “más profesional”.

Se trata de ser el más inolvidable.

La cuestión es esta: La competencia es el club de los perdedores. El que innova, se queda fuera del club.

Y tu negocio... ¿Está creando algo que la gente compararía… o una historia que no puedan dejar de contar?

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No vendo humo. Vendo fósforos.